Es cierto que hay soluciones profesionales para que nada se nos resista, pero también que lo lógico no es disponer de todo un arsenal de herramientas especiales por si en alguna ocasión tenemos que utilizarlas.
Existen destornilladores de impacto, que giran al darle un golpe con un martillo, y son “mano de santo” con algunos tornillos como los de estrella o los ranurados. También tienes herramientas especiales para directamente romper tuercas puedes taladrar, aunque normalmente la dureza y forma de los tornillos lo hace complicado.
Muchas veces el problema no sólo es que la unión roscada no quiera soltarse, sino que su posición o su localización hace muy difícil acceder a ella con las herramientas adecuadas. A veces tienes que desmontar media moto para poder acceder con facilidad a la zona rebelde.
Las leyendas urbanas sobre todo tipo de soluciones cuando un tornillo no quiere salir son casi infinitas, la de la Coca Cola es quizás la más habitual, aunque la verdad es que si tienes prisa hay otros productos mucho más adecuados. Hay soluciones que funcionan unas veces y otras no: dar golpes al tornillo para intentar romper la película que lo suelda, empaparlo en aceite, etc. La mejor solución es emplear productos químicos que han sido diseñados para ello, pero tienes que tener cuidado de que no sean agresivos y ataquen el aluminio de las piezas, las gomas o cualquier otra pieza.
Una buena solución es echar un buen chorro de WD-40, un producto lubricante que lanzado con el spray se introduce muy bien en los huecos. La paciencia es imprescindible en estas ocasiones, pero combinado distintas soluciones, puedes llevar a buen término el desmontaje.
Fuente de información:
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http://motociclismo.es
